¿Cómo escogiste esta profesión?
–Desde pequeña en artes plásticas, artesanía etc… sacaba muy buenas notas. Solía destacar la creatividad en mis trabajos… Por eso cuando estudiaba en el instituto ser interiorista estaba en mi cabeza, pero al ver que no había una carrera como tal, mi cabeza descartó la idea, siempre había tenido en mi mente la importancia de estudiar una licenciatura.
Así que me metí en empresariales, y con el paso del tiempo me fui dando cuenta que no me llenaba en absoluto. Además mi pareja en aquel momento era arquitecto, y era un apasionado de la arquitectura, así que todavía mi influencia fue más fuerte, y cada vez tenía más ganas por formar parte de este mundo.
Así que mientras hacia mi proyecto final de carrera me fui informando sobre estudiar decoración de interiores hasta que una conocida ex alumna de IADE me recomendó Argi Arte. Entonces me presenté en el centro y Almudena me estuvo explicando un poco el funcionamiento. Cuando vi el ambiente de las de un curso más trabajando en clase con los planos me apunté sin dudarlo y estuve combinando el proyecto final de carrera con el inicio de la prueba de acceso. A día de hoy estoy muy contenta de haber tomado esa decisión.
¿Qué recuerdo tienes de la formación en el centro?
Mis recuerdos son buenísimos. Siempre recomiendo la escuela al 100%. Creo que sales muy formado, por lo menos en mi caso, he sido capaz de poder dedicarme a ello sin tener ningún tipo de experiencia. Por el contrario, no podría decir lo mismo de empresariales, donde a pesar de haber terminado la carrera de 4 años no sales a penas formado… En mi opinión de Argi Arte sales con una base muy muy sólida para poder empezar un camino tu solo.
Sé que mucha gente piensa lo contrario, pero quizás es porque no han puesto el mismo entusiasmo a la hora de poder aprender de cada profesor…
Recuerdo que cada día que iba a Argi Arte iba ilusionada, con muchísima motivación y ganas de aprender. De hecho a día de hoy me encantaría poder tener un curso de más formación para no quedarme estancada y poder seguir aprendiendo de volumen, dibujo, colores, espacio… creo que en esta profesión nos tenemos que estar continuamente reciclando.
Es cierto que paso muchas horas documentándome en revistas, redes sociales, pero echo de menos seguir formándome… Por ejemplo la clase de volumen para mucha gente no era interesante, y creo que es una asignatura súper importante, donde aprendes a utilizar el espacio, aprendes a crear, a formar, y todo ello te permite poder plasmarlo en tus proyectos… lo echo muchísimo de menos…
Os propongo ofertar un máster o algo para profesionales ¡estaría fenomenal!
¿Fue difícil el inicio profesional?
Sinceramente no. Creo que todo ha ido fluyendo… hemos trabajado muy duro e invertido muchas horas cada día, pero siempre nos ha acompañado la ilusión, y los proyectos nos han ido saliendo poquito a poco… Me ha sorprendido que muchísima gente conocida ha confiado en nosotras desde el principio… eso nos ha permitido abrir muchas puertas…
¿Cuándo decidisteis poneros por vuestra cuenta?
Mientras estudiaba en Argi Arte empecé a hacer trabajos por mi cuenta y casualidad Vanesa también por la suya…
Tuve la gran suerte de que estudiando el segundo curso de interiorismo mi padre se cambió de casa y confió en mí para hacerle la reforma. Esto para mí fue un trampolín porque la casa la vio mucha gente de mi entorno y se hizo una cadena de boca a boca… De hecho acabamos de salir en la revista El Mueble con una vivienda que diseñe estando estudiando con Kalare en Argi Arte… Era una vivienda que al ser obra nueva se terminó 3 años después estando ya con Vanesa en IN56. Por lo que es algo bonito porque es una casa que empecé sola en Argi Arte pero terminé junto con Vanesa en IN56.
Además recuerdo que Kalare me aconsejó hasta cuanto cobrarles el proyecto. Estos amigos confiaron en mí por ver la casa de mi padre.
Al terminar de estudiar en Argi Arte, Vanesa y yo probamos en hacer una obra juntas y nos fue bien estuvimos muy a gusto y de ahí decidimos probar y fuimos a un coworking para ver nuestra compatibilidad laboral.
Y hasta día de hoy que seguimos juntas en un estudio a pié de calle.
Balance profesional, satisfacciones, sinsabores, dificultades…
El resultado de mi balance profesional es positivo, porque poder dedicarte a lo que te gusta es una suerte enorme. Es una profesión que tiene muchas cosas buenas pero también muchas cosas difíciles.
Pasar horas diseñando, conseguir que el cliente se sienta identificado con tu diseño, conseguir que el espacio transmita aquello que buscabas, y verlo luego plasmado en la realidad, genera una sensación de felicidad y satisfacción inmensa.
Esta parte de la profesión que igual solo representa el 25% del tiempo que empleo en IN56 es la que tiene esa magia que genera en ti la motivación para continuar con el otro 75% del tiempo correspondiente a la parte más “fea” y probablemente la más dura de esta profesión, que es la parte de gestión tanto de obras como todo lo que conlleva la gestión de una empresa (captación clientes, presupuestos, contabilidad, organización, control, liquidaciones, bancos, etc.).
Desde el minuto uno hay que luchar y trabajar con mucho esfuerzo para que te contraten a ti. Porque los clientes comparan y mucho…. A lo largo del proyecto y obra los clientes son muy exigentes y los gremios generan muchísimos problemas, por lo que hay que tener mucha paciencia, fuerza y ánimo cada día…
¿Qué consejo darías a quienes quieran dedicarse a esta profesión?
Que no pierdan la ilusión, porque la ilusión es el motor de esta profesión. Qué hay que arriesgarse, y no tener miedo. Dejarse llevar y no pensar mucho…